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lunes, 28 de febrero de 2011

MOMO: EL REY DEL CARNAVAL

Corso de Carnaval de 1928 en Lima
Del blog:rómpete el ojo

Siempre me gustó mucho la época del carnaval...esta época era símbolo de diversión, jolgorio, y un poco más de libertad para los niños que daban rienda suelta a sus bríos reprimidos, haciendo de las suyas por las calles de su vecindad...yo era una de ellos.
Me puse a investigar un poco sobre el carnaval, y allí van unos cuantos resultados previos, antes de contar algunas historias de mi niñez relacionadas con esta festividad.

La fiesta del carnaval se inicio en Grecia y en Roma como culto a los dioses Baco (dios del vino) y Saturno (dios de la siembra).  En Grecia se rendía culto al dios Momo, hijo del sueño y de la noche, rey de la burla y de la sátira, que iba vestido de arlequín enmascarado y que llevaba en su mano un palitroque terminado en forma de cabeza de muñeco.
La palabra carnaval viene también de las palabras “carne vale” (quitar la carne) que sugiere una licencia para manifestaciones sexuales antes de someterse a las rigurosidad de los ayunos de la Cuaresma, los cuales comienzan con el Miércoles de Ceniza.
Se sugiere también, que procedería de la palabra romana carrus novale, que se deriva de la antigua costumbre de pasear un barco con ruedas dentro del cual se escenificaban mascaradas y danzas sensuales, durante las fiestas anuales para el dios Saturno y el dios Baco. Esta costumbre se mantiene vigente en algunos lugares de Europa y las danzas sensuales han sido sustituidas por naves rodantes que transportan bellas muchachas que arrojan pétalos de flores a su paso.  En la Edad Media y durante el Renacimiento el carnaval se siguió celebrando en varias partes de Europa. El carnaval es la exaltación de la anarquía. Con él, el individuo restituye su libertad oprimida y se cancela todo símbolo de poder.
Hasta hace algunas décadas se celebraba el Miércoles de Ceniza enterrando un muñeco; de allí viene la costumbre del entierro del carnaval.  El uso de las máscaras tiene también un origen- religioso espiritual.  El que personificaba a los espíritus se vestía de blanco y se cubría el rostro con una mascara; es por esto que vino la costumbre de los disfraces. En la Edad Media había una fiesta del “asno de los locos” o del “Siervo” y los hombres se vestían con pieles de asnos, recorriendo campos y penetrando a las casas.
Los reyes Carlos V (1516) y Felipe V (1916), prohibieron estas celebraciones debido a los excesos que se cometían y fue así que los burgueses los celebraron a puerta cerrada y las clases pobres las siguieron celebrando en la calle.
España recibió esta herencia de Grecia y Roma y la llevo a sus colonias, adaptándose muy fácilmente a las costumbres locales. En las zonas andinas del Perú, el carnaval es una mezcla de la celebración que se hace por la cosecha  y del agradecimiento que se hace a la tierra por los frutos que nos brinda. Cada región del país se ha encargado de darle una característica peculiar diferente. En Lima se puede encontrar toda una gama de celebraciones a nivel de los clubes departamentales, provinciales y distritales.  Sin embargo, la celebración propia de Lima era muy pintoresca. 
Cuando yo era pequeña, los “mocosos” esperábamos con ansias al Carnaval en Febrero; más yo… porque mi cumpleaños caía en este mes y siempre me lo celebraban con fiesta de disfraces y con premio al mejor disfraz: unas veces fui Española, otra Mamarracho o también David Crocket o  Tapada (con vestido típico prestado de mi bisabuela) o Huachafa.
mi papá y mi tío chino



vestida de David Crockett con mi hermana Ceci y primos


Corso en Arequipa



En las fiestas infantiles, juveniles o de adultos de los clubes o de las casas abundaban el chisguete que se tiraba al sexo opuesto como señal de coquetería, las serpentinas de conversación  ( en la imprenta de la familia se hacían serpentinas) y el odioso pica-pica, que si se mojaba se quedaba pegado al suelo.  Los fines de semana, durante un mes, eran meses de betún, “matacholas” (medias llenas de harina con las que aporreaban a la gente) y agua y casi siempre, cuando las empleadas salían a sus mandados, regresaban mojaditas y embetunadas.  No había mayor placer que ir al “chino de la esquina” y comprar globos de agua y en los barrios se hacían verdaderas guerras de agua. No importa cuan elegante uno estuviera, que si era época de carnaval y uno iba de visita donde amigos bromistas, jua! le caía un baldazo de agua desde el techo.


 Era todo un jolgorio ir al corzo para ver pasar a las lindas reinas en carrozas adornadísimas y tirando serpentinas y caramelitos; hoy en día si hay corzo son capaces de tirarse la carroza!  Con el tiempo estas celebraciones fueron haciéndose abusivas y había gente irresponsable que abusaba de la gente débil como las viejitas y les tiraban orines, piedras y otros proyectiles indeseables, y así se suprimieron  los juegos de agua.  En la Punta, Callao, era tradicional el carnaval y se llevaba al Ño-Carnavalón en burro hasta la playa, ante el escarnio de todos los transeúntes.  Allí se le se le quemaba ante las vivas de los asistentes, y después lo botaban al mar.  Todo el malecón estaba lleno de vivanderas y en la noche había fiestas por doquier.
En la zona Andina son famosos el Carnaval de Cajamarca, el de Huaraz y el de Puno.




 El de Cajamarca es uno de los más vistosos de Suramérica.  Tienen todo un mes de festejos y las calles principales se decoran con muchas guirnaldas hechas de papel cometa.  Por todas partes abunda el juego de agua y el licor. Quince días antes, se eligen  los compadres del carnaval  y ocho días antes, las autoridades regionales y el comité regional anuncian la llegada del Rey Momo con su corte.  Allí permanece esperando pacientemente el fin del carnaval y su entierro y lectura de su testamento. También se presentan las candidatas a reinas.  Son notorios los concursos de “matarinas” o coplas de enamorados y los de los grupos musicales de los cinco barrios.  En los corsos o pase de carrozas, se exhiben y venden toda clase de productos regionales (como el vino de Cascas o los sombreros de Celendín).
En Huaraz, el Ño-Carnavalón pasa unos "bandos" (disposiciones legales anunciadas a voz de pregón en las puertas de las municipalidades o lugares conocidos; modo de comunicación común durante la época de la colonia)  al comenzar su reinado y un testamento al terminarlo. En estos documentos se aprovechan para enjuiciar en forma mordaz a las autoridades y personalidades importantes del pueblo.
En las zonas rurales existen las fiestas de las Cruces del Calvario.  Generalmente son cruces pintadas de verde y con símbolos de la pasión de Cristo, que se ponen a la vera de los caminos, en las iglesias o casas, según su tamaño, y se les dice una misa.

 Cada barrio presenta sus comparsas y sus carnavalones y se ponen máscaras satíricas que representan a personajes de la localidad.  Los festejos se hacen durante tres días, en los cuales se juega con agua y chisguetes, se hacen corsos y bailes, culminando con el velorio  y entierro del Ño-Carnavalón en el río Quillcay y la lectura de su testamento en la Plaza de Armas.  Hay un jurado que premia el mejor velorio, y hay que ver el escándalo que arman con sus llantos “las viudas y concubinas” mientras el violinista reza el responso.  Existe también, la costumbre de plantar un árbol lleno de serpentinas, globos y presentes.  La gente baila en parejas al compás del Huachihualito y van cortando el árbol  Quien lo bota, paga la fiesta el próximo año.  Antes de la misa de cruces, los hombres bailan con máscaras y vestidos con el “uniforme europeo” de Simón Bolívar, imitando la vez que pasaron por Huaraz y se mezclaron con la gente en el Baile del Carnaval.
En Huamanga, Ayacucho, los barrios asociaciones y familias enteras bailan por las calles guiados por un capitán, y al son de las bandas de música.  También se quema al Carnavalón y se hace un concurso de testamentos.
En Puno: el Carnaval se celebra después de la famosa fiesta de la Virgen de la Candelaria. Desde el Coliseo salen cuadrillas compuestas de 30 a 50 parejas que danzan por las calles y casas.  La gente joven baila la marinera y la pandilla de Puno.  También tiran al Ño Carnavalón al rió.
En San Martín, ceja de selva peruana, antiguamente se dictaban con anticipación las ordenanzas para el carnaval. Actualmente, abunda el juego de agua y el juego con pintura.  El Carnavalón hacía su paseo por las calles principales seguido de unos diablos vestidos de negro y de bandas de músicos, asustando y pintando a la gente a su paso hacia la Plaza. Se hacia una competencia de subirse a un palo encebado llamado la Umsha, que tiene un regalo en la punta; el que llega arriba se lleva el regalo.
El Carnaval, en el Perú y en todas partes del mundo como Venecia, Niza, Rió, ha sido siempre una válvula de escape social.  A través de él, los habitantes de los pueblos dan rienda suelta a sus quejas y disconformidades; la gente se muestra tal cual es y a través de su permisividad para decir lo que uno quiere al más poderoso, se convierte en un “elemento anual” de control social.

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